MORRA O CONTO

Morra o conto recoge los trabajos de David Fidalgo, Lúa Gándara, Marcos Covelo, Joel Blanco, Aaabraan y Rebeca Losada. Seis artistas nacidos en Galicia entre 1991 y 1982, representantes de una generación que se construyó en base a unos ideales y creencias muy arraigados. Crecimos pensando que el mundo que habían construido nuestras madres, padres y abuelos estaba muy lejos de la realidad hostil que finalmente nos ha atrapado, que lo complicado ya lo habían vivido ellos y que para nosotros sería más sencillo todo, o eso nos habían contado... Veníamos de generaciones que se habían visto obligadas a emigrar o a desempeñar trabajos durísimos, el campo, la mar... En una nación particularmente olvidada y aislada debido a la mala comunicación con el resto del país.

Representantes de la generación «mejor preparada», educados con la repetitiva cantinela: «si estudias y te esfuerzas todo te va a ir bien», «llegarás a donde quieras, el límete lo pones tú», «si haces carrera tendrás trabajo»... La realidad que nos ha tocado vivir dista mucho de lo que se proyectó para nosotros, sin embargo, seguimos siendo injustamente acusados de vagos, frívolos o caprichosos...Crecimos con el Xabarín Club, para los no criados en Galicia, era un programa en la televisión local donde un «porco bravo» se dirigía a los jóvenes gallegos y sintonizaba dibujos como Dragon ball o Doraemon aderezado con videos de músicales de la talla de Siniestro total, un mezclum bastante interesante, todo ello en gallego. A través del cual nos empapamos de la cultura visual y referentes de los 90 que nos han seguido acompañando hasta la «madurez».

Ahora que hemos vuelto a emigrar, a realizar trabajos precarios y mal remunerados, que hemos perdido de vista la estabilidad económica, la posibilidad de independizarnos y renunciado a la famosa «tierra prometida» a la que llegaríamos estudiando carrera. Somos conscientes del momento que vivimos, las crisis económicas, políticas, humanitarias, climática, la pandemia....

Todo esto se refleja en el arte que esta generación está produciendo, con una nueva forma de entender la cultura y la vida, sin límites formales o estéticos, que pone el arte a su servicio y lo utiliza como una expresión de sus miedos, sus inquietudes y sus sueños.

En definitiva, una generación que habla desde el ahora, desde la creación en el presente y desde el acto de resistencia que significa dedicarse al arte en la actualidad, en un momento en el que nuestras raíces e identidad permanecen y resisten a pesar de la inmensa ingesta de estímulos diarios que consumimos y en el que dedicarse al arte implica estar en varios sitios y en ninguno a la vez.

Laura Darriba