Si hay algo que caracteriza el trabajo de Lucie es la sutileza de las formas. Sus trazos dibujan figuras que parecen inacabadas o incompletas y es aquí donde precisamente radica la belleza las mismas.
Rostros humanos, figuras animales y objetos cotidianos son los protagonistas de un escena o paisaje que, aún estando en un segundo plano, adquiere una enorme importancia y significado. De esta manera, la artista crea un juego de tensiones y contrastes entre lo abstracto y lo figurativo.
La soledad de las figuras y la abstracción de los fondos acentúa la presencia intensa e inquietante de las mismas, consiguiendo retratar aquello que no se ve, pero que sí se siente. El tratamiento que hace de los colores junto con la sutileza de los detalles y la gravedad y expresividad que transmiten los protagonistas determinan la originalidad de su obra.